La Calceolaria es una planta comúnmente conocida como Zapatitos de la Virgen o de Venus. Pertenecen a la familia de las Plantaginaceae y son plantas perennes y anuales que mueren después de la floración.
A pesar de su corto periodo de vida, se trata de una planta curiosa y muy hermosa que merece la pena conocer y cuidar. Su floración es espectacular, por lo que se emplean no solo como plantas de interior, sino decorando bancales o ribetes de jardines.
Se trata de una especie originaria de Méjico y ciertas regiones de la Patagonia. No suelen superar los 25 centímetros de altura y cuentan con hojas grandes, redondeadas y carnosas que se agrupan en torno al tallo, entre las cuales, durante la primavera – verano, anida un conjunto de flores de peculiar belleza, con forma de pequeños sacos o zapatitos, formadas por dos pétalos hinchados, bulbosos y aterciopelados de colores vivos y moteados, desde el blanco a vivos naranjas fuego, incluso púrpuras.
La Calceolaria es una planta que necesita luz, pero no sol directo, y temperaturas húmedas y templadas, entre 10 y 15 grados. Los riegos deben ser frecuentes, pero no excesivos, procurando que el sustrato esté húmedo, pero sin pasarnos.
Suele plantarse en primavera y no florece hasta pasado un año, después de lo cual muere. Las flores marchitas hay que quitarlas para que siga floreciendo sin problemas.
Las enfermedades que suelen atacarla son la mosca blanca y los pulgones.
Su multiplicación se realiza mediante semillas, aunque es un poco complicado. Lo normal es adquirir nuevas plantas en viveros o tiendas de jardinería.
Vía: plantasyjardines.es :-: Autor: Flordeguistante