Muy pocos grupos de plantas son tan bellos como el de estas plantas bulbosas o rizomatosas, ampliamente difundidas.
Existen varios centenares de especies de estas plantas, originarias del hemisferio norte, y quizás el triple de híbridos y variedades, cuyos tamaños oscilan desde los más diminutos bulbos (entre 8 y 10 cm. de altura) hasta sorprendentes plantas de 1,5 m. No obstante, son las variedades más pequeñas las que más se prestan para cultivar en macetas en el jardín o terraza.
El pequeño y hermoso Iris reticulata, de unos 30 cm. de altura, es originario de Rusia, el Cáucaso y el norte de Irán. Está integrada dentro de la familia de las Iridaceae, que incluye más de 2000 especies distribuidas por todo el mundo y acoge importantes géneros de plantas tan populares como el Gladiolo o el Azafrán.
Son bulbos de floración temprana ya que lo hacen a finales del mes de febrero o principios de marzo, desarrollan sus típicas flores de color purpúreo, manchas blancas y un trazo de tinte anaranjado en sus tres pétalos caídos o exteriores.
Estos coloridos bulbos resultan siempre muy atractivos y son especialmente llamativos cuando se los cultiva en el marco de una ventana, en pequeños maceteros o congregados en un punto delimitado del jardín donde se le pueda apreciar en su plenitud.
Uno o dos bulbos cultivados en una maceta quedarán pobre e insignificantes, por ello, es manifiesto que para sacar el mejor resultado ornamental, los bulbos de Iris al ser de reducido tamaño deben plantarse agrupados y bastantes juntos, con el fin de que una ve que florezcan muestren un mayor atractivo.
Las estrechas hojas casi cilíndricas son de color verde y crecen por encima de las flores en la temporada de floración y desaparecen con la llegada del verano.
Se acomoda con facilidad a las exposiciones de pleno sol como de semi-sombra. Estas pequeñas plantas bulbosas son apreciadas por la sencillez de su cultivo ya que no suele presentar excesivos problemas, lo único que puede causar alguna contrariedad es el encharcamiento del sustrato y que puede dañar al bulbo.
Las flores emiten un ligero aroma dulce. Una vez que la floración haya acabado, dejemos que el compost se seque lentamente manteniéndolo así todo el verano. No hay que quitar las flores que se van marchitando, se deben dejar que caigan naturalmente.
La Iris reticulata ofrece en sus diversas variedades bulbos que florecen con unos días o semanas de diferencia, dando la interesante posibilidad de tener floraciones escalonadas hasta el mes de abril.
Es conveniente incorporar un fertilizante específico para bulbos en el momento de plantarlos y otra durante el período de crecimiento.
Se propaga mediante bulbillos que surgen del bubo subterráneo y que se toman bien acabada la floración, entrado ya el período otoñal.
La mejor época para plantar estos bulbos es entre septiembre y octubre, dejando unos 7 cm. de distancia entre ellos y enterrándolos entre 5 y 8 cm. de profundidad.
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