Nombre común: Estrella de Belén – Leche de pájaro – Ornitogalo
Este género está formado por componentes bien conocidos y altamente considerados en jardinería; se aprecian como plantas de clima templado, que necesitan el calor y suelen helarse durante el invierno.
Se trata de unas 80 especies originarias de Sudáfrica y del sur y centro de Europa, que están comprendidas dentro de la dilatada familia de las Lillaceae.
Esta es una planta cuyo periodo de floración comienza al final de la primavera. Lo ideal es cultivar varios bulbos en el mismo lugar, de modo que cuando florezcan formen un grupo sólido.
Las varas florales tienen la capacidad de mantenerse perfectas durante un largo periodo, pudiendo perdurar 15 días en buen estado sin problemas, incluso si se le presta ciertos cuidados algunas fechas más, algo poco frecuente en otras especies.
El número de hojas que presenta por lo general es poco numerosa y se limitan a ornamentar la parte baja de la planta formando una roseta basal, son estrechas, de débil estabilidad y color verde oscuro.
La floración se encuentra agrupada en grandes panículas, una vez las flores se abren muestran seis pétalos abiertos en forma de estrella de color blanco puro con el centro verdoso.
Algo llamativo y completamente normal es que los pimpollos que rematan las panículas florales permanezcan cerrados, ya que no suelen florecer.
Es oportuno ir eliminando cualquier flor que se encuentre ajada o seca tirando de ella suavemente, con esto se consigue despojar al racimo floral de elementos que la afeen.
Es una especie poco exigente, que reclama sobre todo sol directo pero suave para que su floración se muestra lozana, además de un suelo ligero y poroso.
Pese a ser una planta de cuidados sencillos que apenas demanda atenciones, puede suponer una dificultad en su cultivo el exceso de riego que malogra su desarrollo debido a que pudre las raíces.
Los riegos hay que realizarlos de forma que el agua no se estanque en el fondo de la maceta, asegurándose que el sustrato drene bien para que no se sature.
Acabada la floración conviene esperar a que las hojas decaigan de forma natural, dejando de regar de forma paulatina hasta dejar de hacerlo por completo.
Una vez que el follaje se ha secado en su totalidad hay que tomar los bulbos y guardarlos hasta la próxima temporada, o bien mantenerlos secos en su lugar original.
Para propagarla se pueden utilizar los bulbillos que surgen de los bulbos viejos, éstos forman una buena cantidad de nuevos elementos laterales.
Los nuevos bulbos comenzarán a florecer pasados entre dos y tres años de su plantación.
Vía: http://plantayflor.blogspot.com.es/
Autor: Carmen Pereira