Hace casi 100 años que se descubrió la primera orquídea subterránea, a la cual se le puso el nombre de Rhizanthella gardneri. Es una especie muy poco común que está en peligro de extinción debido a la continua destrucción de su hábitat natural, que está en el oeste de Australia. Es una planta blanca sin hojas y que tiene un tubo que termina en una cabeza, y la flor permanece subterránea toda su vida.
Al no poder nutrirse de la luz del sol, se une al arbusto Melaleuca uncicata a través de un hongo para poder recibir sus nutrientes y desarrollarse sin problemas. Esta orquídea convierte los nutrientes y el agua en la energía que necesita para poder crecer y vivir. Entre los meses de mayo y junio se da su floración, por grupos entre 8 y 90 flores minúsculas que miden unos 3 centímetros y que surgen a través de la superficie de la tierra.
Sus características
Esta orquídea tan original se reproduce de forma vegetativa, aunque se piensa que su polinización la hace gracias a pequeñas moscas e insectos que se sienten atraídos por su fantástica fragancia. Cuando se poliniza, tarda unos seis meses en madurar, aunque depende del entorno en el que esté ya que no hay actualmente muchos ejemplares maduros que vivan en su hábitat natural.
Debido a su rareza, no se pueden recolectar muchos ejemplares para poder investigarlos y descubrir cómo plantarlas de forma individual en un jardín e invernadero. Además de esta especie, que es la principal y más bonita, existen otras dos que se llama orquídea subterránea del Este y orquídea subterránea de Lamington. En ambos casos también se utiliza el mismo sistema para poder conseguir los nutrientes y poder enraizar y desarrollarse.
Vía: http://jardinplantas.com
Autor: Marian Otero