Nombre común: Medinilla
Este es un llamativo arbusto pequeño originario de Filipinas y que pertenece a la familia de las Melastomataceae.
Crece de manera excelente en terrazas o balcones acristalados y en jardines de invierno.
Es una planta que tanto su follaje como floración reúnen una belleza muy ornamental. Otra característica de la Medinilla digna de elogio es que las panojas florales permanecen durante mucho tiempo en la planta.
Fácilmente puede alcanzar entre 1,5 y 2 m. de altura si recibe los cuidados oportunos, ese holgado tamaño lo adquirirá si está cultivada en suelo, en un contenedor su medida se mantiene más limitada.
Resulta extraordinaria como planta de interior siempre que se cumpla un requerimiento principal para que se desarrolle de modo oportuno, es su necesidad de un alto nivel de humedad ambiental.
El lugar que se escoja para la planta en interior debe de ser cálido y disfrutar de una buena luminosidad, además habrá que proporcionarle la humedad que precisa mediante humidificaciones regulares sobre el follaje.
En el jardín es preferible situarla en una ubicación semi soleada y espaciosa donde pueda crecer con desahogo y holgura.
Si recibe sol directo tiene que ser de una intensidad suave o las hojas se quemaran.
Los fuertes y angulosos tallos portan grandes y robustas hojas ovaladas de color verde oscuro, coriáceas, con unas vistosas nervaduras y los bordes suavemente ondulados.
Produce numerosas flores rosáceas con los estambres amarillos que están reunidas en grandes panículas colgantes de hasta 70 cm. de longitud.
A veces las plantas maduras llegan a producir dos floraciones en la misma temporada, esto suele suceder si recibe los cuidados precisos.
Durante el periodo de crecimiento activo se abona con un fertilizante líquido rico en potasio cada dos semanas, desde que se forman los primeros capullos hasta que finaliza la floración.
Para que produzca una buena floración la temporada siguiente la Medinilla exige un periodo de descanso con riegos escasos, sólo para que el sustrato no seque del todo.
Durante ese periodo es importante situarla en una zona fresca, donde la temporada no baje de los 15ºC.
Produce frutos redondeados y brillantes de color púrpura que al madurar se tornan azul muy oscuro.
Mediante semillas se puede realizar la propagación, pero el método más sencillo resulta a través de esquejes.
Para facilitar la labor se emplea hormonas de enraizar, los esquejes se plantan en un sustrato ligeramente ácido y se mantienen en un ambiente caliente y húmedo.
Vía: http://plantayflor.blogspot.com.es/
Autor: Carmen Pereira