Establecidas las «Palmeras» dátileras, la utilización como elemento ceremonial de las palmas se constata en la producción cerámica ibérica encontrada en las excavaciones realizadas en L´ALCUDIA. En cuyos restos hallados, correspondiente a la etapa íbero-púnica, aparece ya representada la «Palma» rizada.
La «Palma» es en la actualidad un producto único en el mundo, debió desarrollarse inicialmente por motivos religiosos, muchas veces de forma oculta, y de esta forma incorporada al principio del cristianismo, como elemento valioso para las celebraciones del «Domingo de Ramos».


La Palmera, típica especie mediterránea complicada y desconocida, que resiste al sol y se deja mecer por la luna, proporciona alimentos a la especie humana, así como condiciones para mejorar la calidad de vida, por lo que no tiene nada que extrañar que al igual que los dioses en la mitología griega contaran con un olimpo, la palmera datilera fuese aceptada en el culto de las primitivas poblaciones íberas, antecesoras de las posteriores que dieron origen a la bimilenaria ciudad de ILLICI predecesora de la actual ciudad de ELCHE.
La palmera datilera es hija del sol y la luna, y amante de ambos. De su relación con el astro rey, al cabo de nueve meses de polinización y posterios fecundación maduran los dátiles.
De su relación con ambos surgen las más bellas especies ornamentales de este mundo terrenal.
Los antiguos Pobladores como adoradores de la Luna, desde el neolítico, debieron tener ocasión de comprobar que la oscuridad producía el blanqueamiento de las hojas de su árbol más característico. Esta técnica de blanqueamiento de las hojas de las palmeras datileras no fue copiada ni conocida de otras culturas por carecer del elemento fundamental, las palmeras.
A la muerte de la Vírgen María, el ángel baja del cielo con una «Palma». Símbolo de su sagrada condición inmaculada «vos, molt pura e deffessa reatus patrum nostrorum…», mientras entierra el apóstol Juan el vírgen, el depositario de la «Palma».
Todavía permanece la costumbre de colgar palmas en los balcones, este hecho cabe considerarlo como remiscencias del antiguo págano íbero, pues lo que en realidad se estaba haciendo con esta costumbre es una auténtica reliquia via, desfigurada por el paso de los siglos, anunciando, en unas épocas en la que la comunicación era escasa y díficil, que en esa casa en donde se cuelga la Palma había algún joven, esto es, algún muchacho en estado de celibato si se colgaba la «Palma» lisa, o una muchacha en soltería si la «Palma» era rizada.