Nombre común: Anturio coriaceo
Fuera de su entorno natural en los bosques lluviosos de Brasil se puede encontrar además en jardines húmedos tropicales, donde forma una mata amplia de vistoso follaje.
El nombre genérico deriva del griego ánthos o flor y ourá o cola. Eso se refiere al espádice que en muchas especies es esbelto y erguido, como una cola pequeña encima de la espata.
Todo el género que representa estas plantas es muy popular debido a la tolerancia que poseen ante situaciones de sombra. Por lo tanto esta Anturio se encontrará feliz en un jardín o terraza sombreados.
Pertenece a la familia de las Araceae. Tiene un magnífico comportamiento en situaciones de interior, sólo es preciso que tenga una buena iluminación alejada del sol y un ambiente húmedo.
Esta planta tiene su poder decorativo básicamente en su follaje, esto hace necesario un cuidado regular de las hojas para que se muestre espléndida y sea más difícil el ataque de alguna plaga.
En este capítulo se hace imprescindible conservar limpias las hojas para que se muestren lozanas; se limpian al menos una vez al mes por ambas caras con un paño humedecido en agua ligeramente jabonosa.
Las hojas son largamente lanceoladas, pueden alcanzar hasta 1 m. de longitud, tacto coriáceo, lustrosas, de color verde oscuro y un nervio central prominente de color más claro, dispuestas formando un rosetón.
Las hojas se sostienen mediante peciolos cortos, gruesos y redondeados.
La floración consta de una espata poco vistosa con un espádice de color morado oscuro. No es habitual que las plantas jóvenes florezcan ni lo hagan en interior.
No hay que permitir que el sustrato se seque, menos aún en periodos de calor.
En verano conviene regarla con frecuencia y humedecer bien el entorno; la falta de humedad daña el follaje que muestra bordes secos y amarronados.
Al ser una planta de origen tropical no tolera las bajas temperaturas, en regiones de inviernos fríos es preferible cultivarla en un contenedor y ponerla al resguardo hasta que llegue el buen tiempo.
Entre primavera y finales del verano se debe abonar cada quince días con un fertilizante líquido para plantas verdes que se añade al agua de riego, durante el invierno se suspende para que la planta descanse.
La propagación a través de semillas no suele presentar problemas, siempre que se las plante no demasiado profundas y se mantenga en un lugar cálido hasta que enraícen.
Cuando las plantitas adquieran un tamaño manejable se pueden plantar en macetas individuales.
Las plantas viejas forman tallos adventicios que pueden ser utilizados como esquejes.
En matas muy pobladas de follaje se puede tomar porciones de hojas con raíces, estos se plantan en un buena mezcla permeable y ligera.
Vía: http://plantayflor.blogspot.com.es/
Autor: Carmen Pereira