El laurel es uno de los arbustos al que más partido puedes sacarle gracias a los múltiples usos culinarios que puedes darle. Se utiliza con fines medicinales desde hace varios siglos, y en la antigüedad se utilizaba como símbolo de gloria para coronar a héroes o emperadores. De hecho, hoy en día en muchos lugares cuando ponen una corona de campeón suele ser de laurel.
Es un arbusto perennifolio que pertenece a la familia de las Lauráceas y al género Laurus. Puede alcanzar los 15 metros de altura y tiene hojas ovaladas con un color verde muy intenso. Cuando empieza la primavera comienza su floración, aunque en ese momento aún son flores pequeñitas que apenas se ven. También produce frutos, que son negro-azulados y maduran en otoño. Se puede cultivar tanto en macetas como en el jardín.
Sus cuidados
– Temperatura: el frío no le sienta bien, y su temperatura ideal es la que está entre los 15-25ºC durante todo el año.
– Iluminación: debe estar a pleno sol o en semisombra, y si el clima es muy cálido puede incluso vivir perfectamente a la sombra.
– Suelo: no es muy exigente en este sentido, así que con tierra normal del jardín será suficiente, aunque le irá mejor si le añades un poquito de arena para que el drenaje sea mejor.
– Riego: necesita mucha agua para poder crecer, especialmente cuando hace mucho calor. Procura que esté siempre húmeda pero sin encharcarse demasiado.
– Poda: no es necesaria pero sí que la puedes hacer si quieres darle forma.
– Abono: es suficiente con aplicar fertilizante mineral cada 6 meses, además del abono de jardín una vez al año.
– Plagas: a pesar de ser un arbusto muy resistente, si no lo cuidas bien puede sufrir ataques de cochinillas y arañas rojas.
– Multiplicación: se hace por semillas, que deben ser negras y estar muy secas. También puede ser por esquejes realizados cuando finaliza el verano.
Vía: http://jardinplantas.com/
Autor: Marian Otero